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Tu correo electrónico también contamina

Enviar un correo electrónico, pese a lo que muchos piensen, también genera emisiones de gases de efecto invernadero, y empresas y usuarios pueden modificar sus hábitos para hacer un uso mucho más eficiente de esta herramienta de comunicación y ayudar así en la lucha contra el cambio climático.

Pensar en la huella de carbono de un correo es difícil porque la mayoría de los elementos que se usan para enviarlo o recibirlo no está a la vista, pero debemos ser conscientes de que los proveedores de buzones y las operadoras de telecomunicaciones utilizan equipos y que los dispositivos que usamos para enviarlos o leerlos los mantenemos encendidos las 24 horas del día en muchos casos.

«Una vez que somos conscientes de toda esta cadena empezamos a entender el impacto que tiene el envío de un correo electrónico en el medio ambiente», dijo el vicepresidente internacional de Customer Engagement de Validity, Guy Hanson, que ha señalado que se calcula que diariamente se envían unos 100 mil millones de correos electrónicos, el 85 por ciento de ellos spam.

Por ello, limitar a estos envíos masivos no deseados debe ser una prioridad de las autoridades, según este ejecutivo, que ha explica que un envío sin documentos adjuntos implica de media una huella de carbono de 1 gramo, cifra que aumenta a hasta los 50 gramos en el caso de los correos promocionales con muchas imágenes.

Además, la huella de carbono de nuestros dispositivos, internet y los sistemas que los soportan representa alrededor del 3.7 por ciento de las emisiones de efecto invernadero del mundo, el equivalente a las generadas por la aviación, ha añadido Hanson.